El scout sabe obedecer, elige y actua con responsabilidad (2)

En la entrada anterior reflexionamos juntos como evolucionó en los últimos 10 años el precepto de la obediencia “sin réplica” hacia la libertad de elegir y la asunción de las consecuencias y responsabilidades que surgen de esa opción.
La situación que les voy a contar le puede suceder a cualquier en su Grupo.
Parte de un hecho real, sin embargo, aclaro que cualquier semejanza con la realidad queda en la imaginación y los hechos vividos por quienes lean este blog.

Mariano es un dirigente de una Unidad Scout nueva conformada por 3 patrullas.
A mediados de noviembre organizó un campamento de fin de semana para "afinar" la sintonía antes del campamento anual de verano.
Las actividades que realizaron fueron del mismo tenor de las que venían realizando en el año y en el campamento previo de las vacaciones de invierno.
A Mariano le preocupa que los scouts no estuvieran "a tono" con las exigencias del cercano campamento anual, por lo cual programó una serie de pruebas, juegos y desafíos para que los jóvenes "entraran en clima".
Durante el primer día todo salió según lo esperado, si bien la Patrulla Cobra no anduvo tan bien como las otras, todos se fueron a dormir cansados y con la satisfacción de un buen día de campamento.
A mitad de la noche gritos y pasos fuera de su carpa lo despertaron sobresaltado.
Al asomarse vio una de las carpas aplastada por el mangrullo de troncos que habían levantado y los chicos saliendo como podían de abajo de las pesadas palmeras.
Tres de los jóvenes quedaron muy lastimados, pero especialmente Gabriel fue quien se llevó la peor parte.
La ayuda no tardó en llegar, los heridos fueron trasladados al hospital de la ciudad y, una cadena de llamados telefónicos de los padres hizo que al amanecer ya todos los demás estuvieran de regreso en sus casas.

El domingo a la tarde el Director de Distrito lo llamó a Mariano a la casa y le pidió que informara de todo lo sucedido por escrito para denunciar el siniestro a la compañia de seguros.
Ese día no paró de sonar el teléfono.
Gabriel, el más grave de los heridos, tuvo que ser trasladado a un hospital de mayor complejidad y su corazón quiso "tirar la toalla" en 2 oportunidades.
Mariano no durmió esa noche, ni la noche siguiente.
El lunes lo llamó a su trabajo el Director Zonal, convocándolo a una reunión para la tarde, cuando saliera de trabajar.
Al llegar se encontró con todos los Directores distritales de la zona y varias autoridades importantes de la asociación.
Al parecer la reunión había empezado hace rato y no se anduvieron con vueltas.
Le pidieron que rehiciera la programa del campamento, que volviera a escribir el informe para la aseguradora "magnificando" algunas circunstancias como que sufrieron "fuertes vientos huracanados" y otras exageraciones.
Le dijeron que era necesaria esa "mentira piadosa" para proteger los bienes de la asociación de un posible juicio que quisieran hacer en el futuro los padres de los heridos.
Esa noche Mariano tampoco pudo dormir y se preguntaba:
  • + ¿Debía obedecer sin réplicas lo que le pedían?
  • + ¿Podía tener algo malo el pedido si se lo estaban formulando tantas importantes autoridades asociativas?
  • + ¿Era más valioso "proteger" la sede zonal que la vida de 3 jóvenes con heridas graves?
  • + ¿Se justificaba mentir, dejar de ser digno de confianza, en esta circunstancia?
  • + Y si le hubiera pasado a la Manada donde él tenía uno de sus hijos, ¿cómo habría reaccionado ante esta maniobra?

Les dejó esta historia para conversarla en su Consejo de Grupo o Equipo Distrital.
Seguramente se prestará para el debate.
Siempre listo, rodrigo

Rodrigo Gonzalez Cao
www.geocities.com/scouts2012

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